miércoles, 19 de agosto de 2020

La violencia es el último recurso del incompetente. Isaac Asimov

 

Img. @missgloriadesign

Escrito por MP. Alicia Ayora Talavera

Febrero 2020

Es una reflexión producto de una entrevista a 5 mujeres víctimas de violencia. Las entrevistas fueron omitidas por seguridad. 

México. Julio de 1859. El hombre cuyas dotes sexuales son principalmente la fuerza y el valor, debe dar y dará a la mujer protección, alimento y dirección, tratándola siempre como la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, especialmente cuando este débil se entrega a él y cuando por la sociedad se le ha confiado. La mujer cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura: debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo tratándolo siempre con veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable y dura de sí mismo, propia de su carácter. Epístola de Melchor Ocampo integrada al artículo 15 de la Ley del matrimonio civil.

                                                   

Yucatán. Diciembre de 2019.

El mensaje detrás del discurso que inspira la epístola de Melchor Ocampo se ha perdido en el tiempo, pero está enraizado, plasmado en los valores sociales y las culturas, incrustado en las consciencias, en la naturalidad de lo que para unos y otros es normal, determinando el ser, el estar y hacer de los individuos marcados por sus roles de género. Ocampo sólo se encargó de plasmarlo en papel. No importa que se repita o no la inicua epístola en las ceremonias civiles, no importa si se trata de uniones legales o religiosas o algún tipo de compromiso; no importa si se es esposa, hija, hermana, madre; lo que demanda el cumplimiento de obediencia de la mujer hacia el hombre, lo que marca la supuesta inferioridad de lo femenino sobre lo masculino, la desigualdad del poder en las relaciones, es un entendimiento introyectado, naturalizado, que se perpetúa en la educación, en la cultura. La profundidad de sus raíces afianza ideas traducidas a supuestos derechos, obligaciones y valores, que ponen en desventaja en cuanto a voluntad y libertad se refiere, a todo lo que representa lo femenino, en este caso a las mujeres.

            Vivimos en la continua transformación de significados, por lo tanto, de valores. El camino es hacia la desalienación, desmarginalización, hacia la reivindicación de la mujer cuyas cualidades asignadas a su género, significadas como características que la dignifican, han hecho todo lo contrario. No puede considerarse digno algo que despoja a un individuo de sus deseos e intereses, algo que somete, oprime, desvaloriza, invisibiliza, que arrebata libertad, voluntad y poder. Así mismo, no hay reivindicación sino se da a la par la desalienación de los valores que superponen lo masculino sobre lo femenino. La tarea no es fácil, implica adentrarse en las consciencias a las que solo podemos acceder a través del discurso, porque somos construidos en el lenguaje, a través de éste significamos, explicamos la percepción del mundo que nos rodea, definimos quien somos a partir de los otros; a través del lenguaje construimos conocimiento, cultura.

            También somos seres emocionales, y nuestras conductas están precedidas por éstas, ligadas a un sistema de creencias con algún grado de consciencia, con el que siempre estamos tratando de justificar nuestra emocionalidad. La consciencia es resultado de un proceso cotidiano, sutil, simbólico, que se va dando en la experiencia; es el lugar en el que aterrizamos la explicación de lo que consideramos como cierto, con el cúmulo de información que se va adquiriendo en el camino de la vida. Es la conclusión reflexionada o no, la explicación amplia o limitada que justifica el pensamiento individual o colectivo, más no siempre la conducta. Los cambios de consciencia radicales no existen, son paulatinos, aquello que se ha logrado en pro de nuestra emancipación, no ha sido precisamente por un cambio drástico. A pesar de estar fuera de la consciencia y agrado de unos, se han reconocido y hecho valer derechos de los que hoy las nuevas generaciones disfrutan y viven dentro de la normalidad.

            Mi tarea ha sido adentrarme un poco en cómo las mujeres hemos ampliado la consciencia sobre nosotras mismas y nuestra condición impuesta, comprendido la razón de nuestras incomodidades, el porqué de nuestro miedo a decir no, las implicaciones de rechazar el rol adjudicado al género que hemos jugado como un designio que nos ha puesto en absoluta desventaja. Parte de la naturaleza humana es la libertad y la búsqueda de bienestar, la opresión en sus múltiples representaciones atenta contra ello, obliga al oprimido a cuestionar su estado. Sin embargo, responderse el ¿por qué?, no es tarea fácil, llevamos impregnada en la piel la cultura del miedo a levantar la voz; a cuestionar, a dudar, a exigir y, sobre todo a infringir las normas morales que cuestionan nuestra reputación de individuos decentes, dóciles, bondadosos, abnegados, compasivos, respetables.

            El espacio público es el lugar donde el mensaje reafirma estereotipos, nuestro alrededor está impregnado de símbolos que validan lo que queremos quitarnos de encima, mujer-belleza, mujer-delicadeza, mujer-ama de casa, mujer-hogareña, mujer-madre, mujer-objeto. Sin embargo, el espacio público también es el lugar donde se gestan cambios, donde los intereses comunes ponen en entre dicho los intereses en la esfera privada, cuna de la violencia que se acrecienta a medida que las mujeres se van reconociendo como individuos con igualdad de derechos. Cuando la información manifiesta por las voces levantadas conecta con nuestra experiencia, un destello de consciencia sobreviene; así sabemos que existen otras opciones de vida.

            A pesar de que todas y cada una de las violencias que vivimos tienen un hilo en común –el dominio– son particularmente diferentes, están atravesadas por múltiples construcciones que contribuyen a la jerarquización del poder, ampliando la brecha de discriminación y desigualdad.

            Generar consciencia es a largo plazo, implica respuestas explícitas a los porqués y paraqués. No basta haber salido de una situación de violencia si no hay consciencia, porque ésta se sigue perpetuando. Hacer consciencia tampoco garantiza salir de ésta, la mayoría de las veces el costo es alto, el desamparo económico y todo lo que implica parece ser una circunstancia con alto peso, el desamparo judicial también. La posición de desventaja está en todos los ámbitos, comenzando por el legal.

Dar voz a quien no la tiene, hacer sonar, saber, conocer de viva voz la experiencia del dolor ajeno, es desde mi experiencia como terapeuta, la manera más directa de tocar y conectarse con la emocionalidad y consciencia individual y colectiva. Parte del gigantesco dilema de violencia es precisamente la imposibilidad de hablar, el tener que ocultar aquello que los demás no desean ver ni escuchar por miedo a reconocerse responsables. Mi intención es tocar y conectar las consciencias, hacer saber con cinco voces, que aquello que le hacen a una, nos lo hacen a todas.

            ¿Será más fácil hacer consciencia sobre la causa de nuestro sufrimiento cuando se vive en la opresión y sumisión, que hacer consciencia cuando se vive en el privilegio?

            Solo se puede reconocer como necesario y propio aquello que se conoce. Antes, el sufrimiento se asume como destino. El privilegio es invisible hasta que es arrancado.

            La batalla campal en la que estamos sumergidos no sólo es cuestionar la existencia de la opresión y violencia sobre las mujeres, sino el tener que asumir la responsabilidad individual en ellas.

            Actuamos más por conveniencia, que no es precisamente lo que creemos, sino que se asienta en lo que suponemos que da seguridad y certeza, porque los valores no siempre son aplicables. Vivimos en dilemas éticos de los que no estamos conscientes, dilemas vistos no desde el punto de la naturaleza ser humano, sino de su ser mujer y de su ser hombre.

            Lo común en todas estas historias no es la violencia, es el miedo, la imposibilidad de hablar, encontrarse sola, callar por vergüenza; vivir con la duda de no saber si es amor, enfermedad u otra cosa desconocida; vivir con la duda de si amar a alguien que te lastima es correcto. La búsqueda del bienestar está ligada a nuestra naturaleza, biología, emocionalidad; dirige todas y cada una de nuestras acciones, a veces arrastrándonos a circunstancias extremas. Ésta es la complejidad de las situaciones de violencia, esa lucha constante entre la emoción humana y la razón que imposibilita o dificulta, encontrar una salida.

domingo, 2 de septiembre de 2018

ESCLAVA DE LA MEMORIA






Me senté a escribir con detalle lo que viví hace unas horas apenas llegué a casa. Todo demasiado bueno para mantener la historia intacta, a pesar de que en unas horas se escapen cosas, quizá las menos importantes. Escribí para traicionar a la memoria antes que ella lo haga, me niego a que ella y el tiempo sean quienes elijan mis recuerdos…
Lo que no sabía es que estoy subordinada a su voluntad y no tengo escapatoria, temo que me hagan olvidar que fui yo quien vivió y escribió esa historia. 

viernes, 20 de julio de 2018

ALGUIEN





Cuando desperté la soledad había desaparecido, no añoraba la presencia ni el actuar de alguien, porque alguien jamás había existido. Así que tampoco sentía tristeza ni nostalgia, no había experiencia que recordar con alguien, porque alguien jamás había existido. No tenía nombre, era innecesario identificarme frente a alguien, porque alguien jamás había existido. Desconocía la presión del trabajo, no había ningún servicio o producto que ofrecer a alguien, porque alguien jamás había existido. Pobreza y riqueza no habían, para que estar si no había alguien, porque alguien jamás había existido. ¡Adiós ansiedad! ¡Adiós al éxito y al fracaso! ¿Frente a alguien? Si alguien jamás había existido. Nadie traicionaría mi confianza, no necesitaba ser leal, dar lo mejor de mí a alguien, porque ese alguien jamás había existido. El amor a mí misma era algo inútil, para que amarme si no había que protegerme de alguien, porque ese alguien jamás había existido.
La vida pintaba extraordinaria sin alguien, pero comencé a perder la razón. El cielo dejó de ser hermosamente azul, el aire cálido, el silencio calmo, la música exquisita, las explicaciones innecesarias, las palabras también, ¿para qué nombrar las cosas para mí misma? Bastaba que estuvieran ahí. ¿Para que palabras si no había alguien más con quien darles sentido? Escribir era inútil, ¿De que serviría contarme por escrito a mí misma mis propias historias escritas? no había a quien legarlas.
Vuelvo a despertar. ¿Cómo distingo lo bello si no hay alguien con quien consensuar la belleza? Mi pensamiento se extingue, no hay razón de SER sin la existencia de alguien con quien compartirlo. A la par de la pérdida de la razón me voy encogiendo hasta quedar en cuatro patas, ahora olisqueo por donde paso, como lo que encuentro en el camino, duermo donde me agarre el sueño. Se acabó el valor a la vida, al amor, al deseo. Ahora duermo y no sé qué es eso.

NOTA. Prefiero la nostalgia, melancolía, el sufrimiento para encontrar el gozo. Prefiero las palabras para darte, sentirte, expresarte, encontrarte y poder sentir que existo. Prefiero a alguien, siempre.
Escrito por Alicia Ayora Talavera, inspirada en la Soledad, esa en la que se refugian tantos, origen quizá de la pérdida del sentido de la vida.

domingo, 15 de julio de 2018

MEMORIA





Nunca había pensado que me gustaría saber qué de lo vivido es lo que voy a olvidar. 
Quizá no sea bueno saberlo, entraría en un estado permanente de melancolía 
por aquellas cosas que valdría la pena seguir recordando pero que la memoria elige borrar.


Imagen Art People Gallery
Escrito por Alicia Ayora Talavera
20 mayo 2018

jueves, 12 de julio de 2018

RALENTÍ







Cuando la vida se llena de amor suave y fluye; 
cuando la pasión ya no es premura y la intensidad sigue intacta; 
cuando se mira para atrás y se agradece haber permanecido; 
cuando la subversión deja de ser vorágine y el verdadero amor, se ríe del amor.

Escrito por Alicia Ayora Talavera
06.05.18 

🎈

LA VIDA EN UN ACTO









                                                                                                                               Todo está encubierto;                                                                                                                           si estuviera a flor de piel,                                                                                                                      mi corazón latiría sin fuerza,                                                                                                                             moriría de aburrimiento. 

1. Mirar lo que no se ve.

La vida está bajo la cáscara, belleza y sufrimiento ocultos.

La piel, la sonrisa, tus ojos, una lagrima, una palabra, tus caricias, el color, el sonido, tus besos, son simplemente el cuerpo del valor intrínseco de la vida.

Escrito por Alicia Ayora Talavera
12.07.18 

lunes, 9 de julio de 2018

PANÓPTICO





Cuando nadie me ve, ni yo misma,
soy salvaje.

Cuando nadie me ve, ni yo misma,
la mesa es silla
mis manos cuchara y caricia convulsa.

Cuando nadie me ve, ni yo misma,
olvido el recato
el espejo no mira, observa
desnuda
obscena.

Cuando nadie me ve, ni yo misma,
el silencio es dueño
el tiempo no corre
y por fin la lluvia se detiene en mis ojos.

Cuando nadie me ve, ni yo misma,
soy yo.

Escrito por Alicia Ayora Talavera
Julio 2018

FICCIONARIO




Melancolía

Seguir haciendo el amor todas las noches contigo y que nunca te enteres.

Desesperanza

Envejecer resignada a no volverte a ver.

Vacío

Pérdida de todo latido por la vida después de que te hayas ido.

Muerte

Que no quieras estar más conmigo

Insomnio

Lo que me dejas cuando te has llevado todo

Rabia

Imposibilidad de odiarte.

Escrito por Alicia Ayora Talavera
Junio 2018

viernes, 13 de abril de 2018

ENCADENADA






Respiro bajo el engaño y así alcanzar la resignación de la "suerte" de estar encadenada.

¿Cual es la urgente necesidad de encontrarle sentido a la existencia?

¡Es lo que la vida exige para no extinguirse!

Ésto parece una lucha a muerte, constante y hasta cierto punto inconsciente entre el instinto y la sin razón, el sin sentido.

También puede ser un carnaval.

Una fiesta de disfraces que oculta tras las máscaras, la nada.

¡No hay nadie!

Sólo la vida, que late, se mueve, respira y lucha por mantenerse.


Escrito por Alicia Ayora Talavera

domingo, 4 de diciembre de 2016

EL CANDOROSO ETERNO


Creo que es mejor querernos de a ratos
Así desamorarse no se vuelve más que menos.

No le da a uno tiempo, la brevedad de lo bueno ocupa.

Creo que es mejor vernos poquito
Aunque las ganas de mucho pretendan hacer de las suyas

Luego el mucho arrebata llevándose todo

Creo que así podremos vivir en el amor por más tiempo
Prolongar el siempre
El siempre de quien quiere estar

El candoroso eterno.


Escrito por Alicia Ayora Talavera

jueves, 17 de noviembre de 2016

DOMESTICADOR DOMESTICADO

                                                                                                             

                                                                                                               La luz es la pregunta;
                                                                                                            la posesión de la duda, 
                                                                                                                       no de la verdad.

Supongo que la humanidad ha estado desde siempre en peligro constante, no por nuestra vulnerabilidad frente a la naturaleza, si no frente a nosotros mismos. Una lucha constante para sobrevivir al autoexterminio disfrazado, el mal llamado o distorsionado ideal de progreso. Decir que no puede suceder algo peor es inocente, la vida es una pregunta constante porque es impredecible, los seres humanos también. Eso no ha bastado para tener cautela, podremos ser cualquier cosa, desde lo mas extraordinario hasta lo mas aberrante, sólo necesitamos estar en el momento y lugar adecuados. Un niño y Trump, por ejemplo. 

   No hay lugar más peligroso para estar que en nuestra cabeza, un hilo separa del sin sentido, del agujero negro de la vida. ¡Es tan corta la distancia que nos separa de las cosas!

   ¿Somos todos necesarios? El hecho de “estar” es la respuesta. No se trata de quienes estamos sino de cómo estamos. 

   Hasta el más falto de raciocinio indudablemente tiene un sentido del bien, nos lo da el instinto; bien es el mero hecho de no tener que recurrir al instinto de supervivencia para salvaguardarse del otro.  Sí, del otro. Juzgar los actos de la naturaleza, sería olvidar que muchas de sus trasformaciones son producto de las nuestras; la naturaleza no es justa, carece de voluntad, por lo tanto también de responsabilidad; ésta tan sólo sucede. Es.  

   Tanto la dignidad como la justicia son menester de los hombres. Sólo entre nosotros mismos podemos reconocernos dignos o hacernos sentir indignos, reconocer lo justo o ser injustos. ¿Pero qué es lo justo? Todo lo que nos hace dignos. ¿Qué es ser digno? El respeto al derecho inherente de libertad que nos permite desear ser y estar en la vida. Sólo se desea vivir en bienestar. Resulta injusto e indigno entonces que no a todos toque “ver la luz, tener la duda”. ¿Podemos hablar de justicia entre los individuos si no todos ven la luz? ¿Podemos hablar de responsabilidad si nacemos ciegos, en un estado de absoluta vulnerabilidad frente a la voluntad ajena?  

   ¿Cómo asumirse ciego, sordo, mediocre si entre ellos se ha crecido? ¿Acaso puede asumirse la responsabilidad de la ceguera, sordera o mediocridad si nunca se ha visto la luz, escuchado la propia voz, pensado por sí mismo?  

   Entonces ¿quién es el responsable de ayudar a ver la luz? Todo el que la ha visto. Quien vive en la pregunta, en la duda, quien no le teme a la respuesta. Quien no da nada por sentado, quien no impone, quien regala la posibilidad de dudar al otro, quien promueve la pregunta, quien ofrece su respuesta pues quien la impone (disfrazada o no) es porque carece de preguntas, un domesticador domesticado. 

Ver la luz no es de privilegiados, es de los afortunados. Todos merecemos el beneficio de la pregunta. 


Escrito por Alicia Ayora Talavera  

martes, 23 de agosto de 2016

CADA VEZ




Foto: Jorge J Pérez "Adiós Cuba"


Perder el amor esta vez
por atender
subsanar
tratar de renovar
en el tuyo 
al que se fue

Que desacierto…

Perder el amor esta vez
Por hacerlo mejor
Inútilmente 
En lugar de vivir
en el tuyo
Su diferencia


Amor 
Único
Cada vez


Escrito por Alicia Ayora Talavera

martes, 26 de julio de 2016

MIL SOLES ESPLÉNDIDOS DE KHALED HOSSEINI



¿Cómo sanar el sufrimiento de cada una de las víctimas de la guerra? Ha de ser terrible que el referente de tu historia sea el número de tus muertos. ¿Hasta dónde es capaz el ser humano de aguantar?¿Cómo sanar el dolor de cada una de las mujeres en Afganistán sometidas a las reglas sociales y religiosas más absurdas y humillantes que van en contra de toda dignidad? 
Mil soles espléndidos es la historia que Khaled Hosseini  narra sobre dos mujeres afganas. Para mí ellas representan a todas las mujeres víctimas de la religión islámica. Ambas vidas se van entretejiendo dentro de la situación económica, social, política y religiosa que impera desde la intervención soviética en Afganistán, la llegada de  los talibanes que se hacen del control del país imponiendo su versión de la ley islámica con suma dureza, acabando con todo signo de progreso - desde la alfabetización hasta  los derechos para la mujer- alcanzados durante el breve lapso comunista, hasta la aparición de la organización terrorista  Al Qaeda.
Con diez años de diferencia, Miriam y Laila, crecen con el mismo sueño de ir a la universidad. Miriam es considerada una harami (bastarda), su madre sola y amargada frente a la vida miserable que ha tenido, le niega toda posibilidad de una vida diferente.  Laila es hija de un profesor que desea verla libre e independiente. En 1978 el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) da un golpe de estado y se desata una guerra de poderes entre gobiernos y religión, arrastrando destrucción, hambre, pobreza, la muerte de los padres de Laila y por supuesto la imposibilidad de seguir estudiando. 
Miriam con 25 años casada con Rashid desde los quince, sin poder darle hijos vive una vida llena de humillaciones y maltratos. A la muerte de sus padres Laila de quince años se ve obligada a casarse con el mismo hombre de Miriam, y a vivir los mismos infortunios  potencializados por su espíritu rebelde alimentado en sus años de estudio. Con el paso de los años se transforman en compañeras de las mismas vejaciones y también en las mejores amigas. Todo lo que escuchamos sobre la vida esclavizada, humillante y violenta bajo la que viven las mujeres de Afganistán, está plasmada en la vida de éstas dos mujeres. 
Insisto y lo confirmo una vez más después de leer esta novela, que el amor nunca sale sobrando en ningún lugar y que todo aquel que tiene la oportunidad de probar la libertad en alguna de sus dimensiones, se vuelve incapaz de perderla, cederla. No hay vuelta atrás. Por la libertad, hasta la propia vida. 


Khaled Hosseininació en Kabul Afganistán y se trasladó a USA en 1980. Estudió medicina en la Universidad de California. En el 2006 fue nombrado Embajador de buena voluntad del ACNUR (Alto comisionado de naciones unidas para los refugiados). Es autor de Cometas en el cielo que junto con Mil soles espléndidos han sido traducidas en más de 70 países. En el 2007, Khaled puso en marcha la fundación que lleva su nombre, destinada a proporcionar ayuda humanitaria. 

Escrito por Alicia Ayora Talavera

viernes, 1 de julio de 2016

EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS DE LEONARDO PADURA



Mi corazón comenzó a ser presa de la angustia; en la página 638 sentía que se salía del pecho a pesar de saber el desenlace de ese capítulo en el que Ramón Mercader asesina a Trotski. Me comía de a dos o a tres las palabras, el estómago se anudaba mientras el asesino debate mentalmente sobre si hacerlo o no, y en qué momento clavar el piolet sobre la cabeza de la víctima. Fue insufrible. Peor cuando terminé la novela y recurrí al internet para ver físicamente como era Sylvia Ageloff, que describe Padura como una mujer nada agraciada, y me encontré con la cara de Ramón y a Trotski. Imágenes atroces. Mi alma se sintió profundamente triste. No importa la época, ni quién y a quién. Es todo. Por algún lugar Nietzsche y Unamuno mencionan en sus obras Homo sum; nihil humani a me alienum puto:  “nada humano me es ajeno”, frase de Publio Terencio Africano en su obra “El enemigo de sí mismo”.
Nada humano me es ajeno, pero no deja de aterrarme… así como las cosas extraordinarias no dejan de sorprenderme.
Padura se lleva mis palmas por la manera tan extraordinaria de relatar esta historia que fue una película en mi cabeza, un rompecabeza cuyas piezas fueron encajando en lo poco o nada que conozco de la historia -en el sentido del mundo de “1984” de Orwell, en todo lo que he leído apasionadamente sobre el lenguaje, en el peligro para el pueblo de cualquier movimiento político que lideree un gobierno, en la idea de que al final muy en el fondo y a pesar de estar “absolutamente convencidos” de que lo que creemos como lo verdadero y necesario sólo es un momento-, porque el mundo no para de girar y una sola cabeza no es suficiente para alcanzar a mirar absolutamente todas las cosas que implica un segundo de la historia. No somos nada. “La soledad de los espacios vacíos me aterra”, solía decir Pascal.
“El hombre que amaba a los perros” es la narración de la vida de León Trotski (Liev Davídovich) hasta su asesinato, en paralelo con la de Ramón Mercader, su asesino. Definitivamente es una novela que me ha aportado infinidad de información histórica y cuestionamientos sobre el cochinero del poder en un suspenso que devoró mis uñas.
También me llenó de congoja por el sentimiento humano, sentimiento real porque dentro de la ficción de esta obra está la historia. El dolor de Trotski, de su esposa Natalia Sedova, el de Sylvia Ageloff y los horribles momentos que imagino habrá pasado al descubrirse engañada, ¡qué engaño tan humillante! Me conmovió hasta el del mismo Ramón Mercader cuando se cuestiona lo que ha hecho -eso no disminuye lo monstruoso de sus actos (ni los de Trotski)-. A Josef Stalin no hay manera de considerarlo, deseo que esté ardiendo en el infierno. Y en el mismo círculo de Adolf Hitler, a quien desdeñaba y al final terminó por centuplicar sus hazañas criminales y racistas. Legando hasta hoy un comunismo putrefacto en dictaduras de pacotilla… hacia las que la ignorancia de la izquierda prefiere callar y otorgar un  crédito que las inmortaliza y las defiende.
La descripción de Diego Rivera encaja con la idea que he tenido de él desde hace algunos años (rojo de dientes para afuera: como Picasso, Neruda, Siqueiros y muchos más), al igual que de Frida. La contradicción de los que se preocupan por cambiar la historia injusta del pueblo y se reúnen en chalets a discutirlo entre las mejores viandas, whisky, tequilas añejos y reposados, vinos importados  y unas buenas orgías (conste que no es envidia ni mojigatería). Fundando cárceles y provocando éxodos y hambre en sus pueblos. Que aplauden discursos vacíos y crímenes injustos. Carlos Monsiváis hablaba de "lo peligroso de la ignorancia de la izquierda". Hanna Arendt se refería a la “banalidad del Mal” y a las ovejas que aprietan botones para decidir acerca de las vidas ajenas… o se contentan con “diminutas revoluciones desde Facebook” para decir a sus colegas que “marcha con las ruedas de la Historia” y contribuye con sus mediocres “like” al cambio sociocultural y político de su barrio virtual. En 1951, la esposa de Trotski se separó de todo lo que tuviera que ver con comunismo, abominando de todos.
Si algo tuvo Trotski fue que dijo la Verdad, pero como Casandra, nadie creyó en su claridad de visión.
Leonardo de la Caridad Padura Fuentes, novelista cubano conocido internacionalmente por su serie de novelas policiacas protagonizadas por el detective Mario Conde: Pasado perfectoVientos de cuaresmaMáscarasPaisaje de otoñoAdiós, HemingwayLa neblina del ayer y La cola de la serpiente, traducidas a numerosos idiomas y merecedoras de premios como el Café Gijón, el Dashiell Hammett, el Premio de las Islas y el Brigada 21.

Escrito por Alicia Ayora Talavera 

lunes, 27 de junio de 2016

AVATARES DE LO INCONCEBIBLE


Amor, no has sido nada de lo que creí. En realidad no hay gran cosa que entenderte mas que sentirte cuando abrazas entre tanto creces o decreces -porque nunca desapareces-.
Creces ante la bondad de unos ojos y su voz hacia mi amor y mi persona. Decreces si se desconoce la bondad de los míos, de mi voz y mi persona.
Siempre estás ahí, latiendo.
Por eso uno ama, des-ama, vuelve a amar Me concedo la fortuna de navegar entre estos avatares aunque lo único que obtenga sea la tristeza del empaño ridículo de lo “inconcebible”... de lo que es. Escrito por Alicia Ayora Talavera

miércoles, 18 de mayo de 2016

EL NUEVO DESORDEN AMOROSO DE ALAIN FRINKIELKRAUT Y PASCAL BRUCKNER



EL NUEVO DESORDEN AMOROSO NOS DESORDENA A TODAS Y A TODOS. EL CAOS HA GANADO LA BATALLA A LA ARMONÍA. LA DECONSTRUCCIÓN LE HA GANADO A TODAS LAS CONSTRUCCIONES. 

Tengo que iniciar usando como epígrafe las mismas palabras del anti-psiquiatra Thomas Szaz que traen a colación los autores para el tema:

“En la medida en que la ideología que amenaza actualmente las libertades individuales no es religiosa sino médica, 
el individuo debe estar protegido no por unos sacerdotes sino por unos médicos.”

El nuevo desorden amoroso es un libro-ensayo sobre la medicalización del sexo: del orgasmo, del placer sexual, de la satisfacción y una gama amplia de puntos relacionados. Medicalizar es entrar al parangón de lo natural y de lo sano. Bruckner y Frinkielkraut, dos de mis filósofos contemporáneos favoritos, adelantados a la época (cabe la enorme posibilidad de que la atrasada sea yo… por el continente en el que habito) cuestionan la “teoría del orgasmo” de Wilhelm Reich, quien considera que “la salud psíquica depende de la potencia orgástica, y que la enfermedad mental es un resultado de las perturbaciones de la capacidad natural de amar”. ¡Por dios! ¡Qué manera de infectar lo mejor que nos quedaba, que manía de querer “curar y corregir” a todo el mundo! Sí, señores, la sexualidad ha sido una víctima más del capitalismo, del progreso, de lo medible, cuantificable, cualificable.  (No es que tenga algo contra Reich, porque él desmitificó muchas regiones antes vedadas y sufrió la avalancha de ignorancia de tres regímenes: el comunista-socialista, el nazi nacional-socialista y el capitalismo-imperialista: víctima de los tres sistemas).

“La palabra falocracia que supone a los hombres amos de las mujeres, contiene una extemporalidad flagrante, pues si bien existe dominio, la mujer es la esclava de un esclavo. Sometido al código de la virilidad, a la necesidad ciega de aumentar su rendimiento”.

En la sociedad de consumo las necesidades hay que crearlas, y luego ofrecer con mano benevolente y salvadora el golpe de la satisfacción o cura en la fe incuestionable a la ciencia. Así llega  la “sexología burguesa o política” -se me antoja vestida de blanco y con azahares envenenados- como la pócima para el mal, la medicina para el amor. La cura a su “enfermedad construida”.

La obra inicia paradójicamente con el orgasmo y las implicaciones sociales ante la “concepción científica del mismo” sobre la vida del individuo; origen de modelos, códigos y roles sociales.

La revolución sexual, pornografía, prostitución, el amor, el goce femenino… son algunos otros  puntos deconstruidos que forman parte de este tesoro de libro.

Me encantaría transcribir algunos párrafos que no me canso de releer, pero son tantos que sería hacerlo con el libro entero. Si eres de alma irreverente, blasfema e irónica “propia del genio filosófico y liberal, el sello de la mente humana, el instrumento irresistible del progreso”, escribió Proudhon, ¡lo mejor es leer la obra completa!

El nuevo desorden amoroso, publicado por Anagrama, colección Argumentos, quinta edición, 1966, Barcelona-España, de Pascal Bruckner y Alain Frinkielkraut, es parte de mi colección de obras predilectas. Creo que el libro se lo robé a un amigo, pero ha sido el mejor acto que he cometido en esos órdenes.



AÑADO:

Sobre los autores:

Pascal Bruckner, es filósofo y novelista francés, nació en París en 1948. Colaborador habitual de Le Nouvel Observateur, en 1995 obtuvo el Premio Médicis de ensayo por La tentación de la inocencia y en 1997, el Premio Renaudot por la novela Los ladrones de belleza. Otra de sus novelas, Lunas de hiel, fue adaptada al cine por Roman Polanski. Entre sus títulos ensayísticos, (además de este ensayo, que escribió en colaboración con Alan Finkielkraut), está La euforia perpetua y Miseria de la prosperidad.

Alain Finkielkraut, filósofo y ensayista francés de origen judío polaco,  es profesor de Historia de las ideas en la Escuela Politécnica de París.

Ha publicado numerosos ensayos sobre el mundo moderno, siguiendo la estela de otros pensadores como Hannah Arendt o Michel Foucault, mostrando una gran desconfianza en el progreso.

Algunas de sus obras son La derrota del pensamiento, 1987, El judío imaginario, 1981, La sabiduría del amor 1984 así como La aventura a la vuelta de la esquina escrita  también en colaboración con Bruckner. Finkielkraut es un activo defensor de la comunidad judía. Todos sus libros son exquisitos. ¡Hay que buscarlos!


miércoles, 4 de mayo de 2016

SEDA



Si resumiera en una palabra la obra “Seda” (1996) de Alessandro Baricco, usaría “exquisita”. 
El título también puede hacer alusión a la forma de narrar del autor -acaricia con palabras- así como a la delicadeza del romance que se desarrolla en la novela. No cabe duda que muchos se puedan sentir identificados con la intensidad de un amor imposible...¿Acaso lo posible no es tal y como sucede? 
Difícil tarea entender que nada de lo que imaginamos o deseamos será de esa manera, ni en tiempo ni en forma y ese hecho lo convierte como en lo único posible, lo perfecto; deseo cumplido deja de ser deseo. Caduca. El deseo permanece únicamente ante la imposibilidad de cumplirse. Quizá por eso el amor (como algo determinado) es un ideal, una vez alcanzado… se desmorona. Bah! 
El amor y sus infinitas formas, sin principios ni fines. 
La historia inicia en Lavilledieu Francia pueblo convertido en productor de seda gracias a Baldabiou. La epidemia de pebrina llega a Europa arrasando con los huevos del gusano de seda y  Hervé Joncour  es convencido por Baldabiou para viajar “hasta el fin del mundo”. Japón. Isla de leyendas sobre la producción de la seda más linda del mundo, isla de velos tejidos que al tocarlos es como tocar la nada. Llegar ahí  es travesía de meses que culmina en una aldea en las colinas a las que llega Hervé la primera vez con los ojos vendados y donde pasa una noche antes de negociar la compra de huevos con Hara Kei, el hombre más inexpugnable de Japón “amo de todo lo que el mundo conseguía arrancar de aquella isla”. Mientras Hara sentado en el suelo con las piernas cruzadas escucha detenidamente al francés en aquella habitación que no ostenta lujo, acaricia el cabello de la mujer vestida en seda roja que descansa con los ojos cerrados la cabeza sobre su regazo. La conversación pasa a segundo plano, deja de importar en el momento que la mujer de ojos sin rasgo oriental, los abre y fija la mirada sobre Hervé quien trata de no inmutarse. 
Justo aquí la historia muerde la desesperación del lector por saber todo aquello que acontecerá; fui arrastrada a la velocidad de la luz y devoré en un par de horas hasta el final el libro. Seducida por “Seda” llegué al climax del regocijo que pueda causarme una historia; luego vino un silencio punzante, el de mi deseo de un final corriente -ese que todo el mundo espera del amor- que inútil se debate ante la risa sarcástica de la belleza de un romance perfecto. 
Esta novela es un suspiro.
No puedo irme sin transcribir mi fragmento predilecto, el que amé.

"Baldabiou escuchaba.
Le hizo daño oír, al final, como Hervé Joncour decía en voz baja.
-Ni siquiera llegué a oír nunca su voz.
Y al cabo de un momento:
-Es un dolor extraño.
En voz baja.
-Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca".


Alessandro Baricco, novelista, dramaturgo y periodista italiano nació en Turín en 1958. En los inicios de los años 90 debutó como escritor de ficción con la novela “Tierras de cristal” (1991).
Sus novelas posteriores  están narradas muy al estilo de Baricco, poéticamente. Entre ellas están “Océano Mar” (1993), “Seda” (1996), “City” (1999), “Sin sangre” (2003), “Homero, Ilíada” (2006) y “Esta historia” (2007), y también obras de teatro, entre ellas “Novecento: Un monólogo” (1994), “Totem” (1999) o “Davila Roa” (1996).

También es fundador de la escuela de técnicas de escritura llamada Holden (en homenaje a Salinger), y curiosamente es un escritor alejado del “circo” mediático, apenas concede entrevistas (¡eso me encanta!)
La novela “Seda” fue traducida por Xavier González Rovira y Carlos Gumpet.
Primera edición Editorial Anagrama. 

martes, 3 de mayo de 2016

CAÌN


El pecado está en la lengua.  Así es. Esto desde que Dios decidiera darle a Adán y Eva la forma de ponerse en “contacto con las interioridades más profundas del ser corporal” y “causar la oscura y laberíntica confusión” que nos persigue hasta hoy día.
Muy a su estilo de “narrar sin respiro” para ser leído de la misma manera, Saramago hace un repaso histórico de pasajes bíblicos, predecibles en el desenlace de cada escena para los que han tenido algún tipo de contacto con esta historia e inhóspitamente inconcebibles para la moral implementada en las enseñanzas de las sagradas escrituras. ¡Blasfemia!
En realidad el pecado original es haber usado la cabeza, o lo que es lo mismo pensar por cuenta propia.
Dios -por ser dios- no tiene que reconocer públicamente haber errado; posiblemente por eso los mortales creen que no los comete… ¿acaso prohibir comer del árbol del conocimiento sobre el bien y el mal y dar raciocinio a sus creaturas no es incongruente? El “génesis” es el pensamiento y la genealogía de la moral- no la de Nietzsche-.
El destierro del paraíso muestra la faceta de Adán como hombre. Con tantos temores como los de Eva, pero los procura ocultar bajo su imagen de macho. Mientras tanto Eva se descubre ¡atrevida!, ¡audaz!, ¡emancipada!
Acabada la buena vida, el castigo del trabajo para Adán y las incomodidades del embarazo hicieron de él un buen agricultor y de ella la madre de tres hijos.
A pesar de haber sido los mejores amigos de infancia los dos mayores comienzan a mostrar distintas vocaciones. Caín se dedicó al campo y Abel al ganado. Como manda la obligación y tradición religiosa, el día de la ofrenda a dios, Abel quema carne de ganado y Caín los productos de la tierra. El humo que se pierde en las alturas es señal de haber sido aceptada la ofrenda. Para mala suerte de Caín, el humo de la suya se difumina sin subir, señal del rechazo sin contemplaciones. Tras varios intentos fallidos se desata la burla de Abel hacia el hermano, no sólo ese día, sino toda la semana. El final ya lo sabemos. Dios aparece frente a Caín: “¿Qué has hecho con tu hermano?, preguntó, y Caín respondió con otra pregunta, ¿Soy yo acaso el guardaespaldas de mi hermano?; Lo has matado, Así es, pero el primer culpable eres tú, yo habría dado mi vida por su vida si tú no hubieses destruido la mía, Quise ponerte a prueba, ¿Y quién eres para poner a prueba lo que tú mismo has creado…?” ¡Jesús, María y José! Diría mi abuela.
Y así como en este fragmento, Saramago pone dentro de los diálogos de los personajes una pregunta tras otra cuestionando  a un dios que no es de fiar. “Qué diablo de dios es éste que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín”.
No hay nada que haya leído de José Saramago que no me provoque suspiros, risas ante su sarcasmo, y el deseo de escribir algún día sin respiro como únicamente lo sabía hacer él.
José Saramago hijo de campesinos pobres, nació en Portugal en 1922. Su primera novela “Tierra de Pecado” fue publicada en 1947; a pesar de las críticas favorables, no volvió a escribir hasta veinte años después. Fue una persona comprometida con el género humano. Premio Nobel de Literatura en 1998, su obra está considerada como una de las más importantes de la literatura contemporánea.
Entre  sus obras están “Alzado del suelo” (1980) fue la novela que le reveló como el gran novelista maduro y renovador portugués. “Memorial del convento” (1982), “El año de la muerte de Ricardo Reis” (1984), “La balsa de piedra” (1986), “Historia del cerco de Lisboa” (1989), “El evangelio según Jesucristo” (1991) y “Ensayo sobre la ceguera” (1995), obra en la que el autor desde planteamientos éticos advierte sobre "la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron". Murió el 18 de junio del 2010.

Escrito por Alicia Ayora Talavera

martes, 12 de abril de 2016

EL EXTRANJERO DE CAMUS



La vida se ha vuelto un deber.


Un hombre simple, sin aspiraciones, escrúpulos y ambiciones sociales establecidas, se traduce en  “solitario, aburrido y anormal”. Después de conocer a Meursault, protagonista de la novela El extranjero de Albert Camus, me cuestionaría hasta el discurso de los ideales y el de la pasión como formas filosóficamente esenciales de vivir la vida. Cuestión de percepciones. Hasta quien desea pasar inadvertido está penado.

Que a nadie moleste, que nadie me deba, pasar así, pasar por la vida y disfrutar sin necesidad de exaltaciones, ni lazos, cuerdas al cuello; que la virtud radique en mi invisibilidad.

Que la intensidad de las cosas que vivo, como las vivo y las manifiesto, las determine yo.

Para el protagonista de El extranjero, vivir era tan simple que nada parece inmutar la pasividad y forma de vivirla, así sin más, con sus propias medidas de valor determinadas por su emoción orgánica y no por las que suele regirse la vida del hombre. Tal desapego a las convenciones sociales puede significar, o que las personas seamos unas tabulas rasas o que no signifique nada, como pensaría Meursault.

El extranjero es una novela ambientada en Argelia. Al protagonista, Meursault, hombre ordinario, que vive solo después de llevar a su madre a un asilo ante la imposibilidad de cuidarla, con un trabajo de oficinista marcado por la rutina -algunos días más cargados que otros-, le avisan del asilo que su madre ha muerto. Pide permiso en el trabajo y pide prestado un traje para la ocasión. Durante la entrevista con el director del asilo éste le explica lo sucedido, Meursault escucha con la misma pasividad y silencio con la que entierra a su madre.

Las lágrimas parecen no ser un recurso en su vida; regresa a la ciudad y Marie una mujer que le encanta, lo invita a descansar en la playa con sus amigos; ese día su vida se vuelve una desgracia. La trifulca con unos árabes -que había iniciado en la ciudad uno de los amigos de Marie-, termina frente al mar con la muerte de uno de ellos cuando Meursault dispara cuatro veces sobre él.

En la segunda parte de la novela, Camus, sin desafiar directamente al lector, cuestiona en la voz de Meursautl condenado a muerte, la moral bajo la que se define hasta la misma salud mental de los individuos, y desde la cual está el afán de encontrar una explicación lógica a lo absurdo.

La falta de lágrimas como muestra irrebatible del dolor ante la muerte de su madre, el deseo de descanso y el disfrute del sexo con Marie después de enterrarla, resultan tan indignantes que se transforman en testigos de la “crueldad criminal” del acusado y justificación de los cuatro disparos sobre el árabe asesinado.

Hay que leer la obra para entender la “sin razón” del protagonista para haber disparado. “Qué me importaba la muerte de los otros, el amor de una madre, que me importaba su Dios, las vidas que uno escoge, los destinos que uno elige, puesto que un solo destino debía elegirme a mí y conmigo miles de millones de privilegios que, como él, (el capellán que va a confesarlo) se decían mis hermanos”. . Leí y releí las últimas dos páginas que me siguen poniendo la piel de gallina y me hacen pensar que al final si fuimos elegidos para morir, deberían dejarnos vivir nuestra propia vida. ¿Acaso no es suficiente?

El extranjero (1942) fue la primera novela publicada por Albert Camus, en la que materializó su visión del destino humano como absurdo.

Novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista, nacido en Argelia, fue premio Nobel de Literatura en 1957. Nacido en el seno de una modesta familia de emigrantes franceses, su infancia y gran parte de su juventud transcurrieron en Argelia. Inteligente y disciplinado, empezó estudios de filosofía en la Universidad de Argel, que no pudo concluir debido a que enfermó de tuberculosis. Murió en un accidente de tránsito en 1960. Entre sus obras están El mito de Sísifo, La peste, La caída, El hombre rebelde entre otros.

http://www.ciudadocio.com.mx/libros/resena_libro.php?id=75

Escrito por Alicia Ayora Talavera