sábado, 15 de noviembre de 2014

PASIÓN



La perseverancia, la lucha, la mirada de quien aun cree, esa energía de quien nada contracorriente, son regalos que tuve la fortuna de ver y sentir ayer, en el rostro de una mujer. Si, ella de pelo corto, negro y abundante, se desplazaba orgullosa con una espléndida sonrisa entre los salones de su Instituto, contagiando algo de lo que ahora se carece para hacer las cosas en las que se cree, en las que se aman: PASIÓN.  

Los invitados fueron recibidos con un cálido abrazo, la luz de sus ojos y su sonrisa. Todos tratados con la cordialidad que la distingue. 

¡Y ahí estaban los peques hojeando los libros! Una niña de ¿once, doce? tomó el micrófono para decir a todos los presentes unas palabras sobre la importancia de la lectura y de lo feliz que le hacia la apertura de ese lugar, para ella, para todos.

El lugar, amplio, cargado de energía, de vida. Me sentí en casa.

A pesar de que gente maravillosa aun existe, no es frecuente encontrarse con una de ellas. 
La vida ha sido tan bondadosa conmigo que al menos a mi, me rodea siempre de éstas. Pudiera dar mil explicaciones, desde la idea de mi suerte, las circunstancias del momento hasta los lugares por donde paso. Así me topé con Mariluz.

Ayer, 14 de Noviembre, tuve el honor de inaugurar la Sala de Lectura "Rafael Barrera Ortegón" del Instituto Hypatia en la bella ciudad de Campeche. La anfitriona, Mariluz Barrera González, una de esas personas especiales, tuvo la delicadeza de hacerme partícipe de su proyecto, no solo para hablar sobre mi libro "Somos Uno", si no además la oportunidad de ser la madrina y cortar el lazo. 

Estoy convencida de la importancia de la lectura, ésta y la vida misma, trastocan, transforman, 
Si nos diéramos a la tarea cada quién de "Tocar" un alma a través de un libro, otro sería el destino de la humanidad. Proyectos como ésta sala, son la entrada a esa futura transformación.

Regreso inyectada de energía, esa que se va y viene en mi acontecer diario; siempre me encuentro a alguien que me rescata. 
Gracias Mariluz.

Escrito por Alicia Ayora Talavera